jueves, 27 de septiembre de 2018

YVES BONNEFOY





Hic est locus patriae



Los árboles llenaban el lugar de tu sangre;
el cielo se rasgaba, demasiado cercano
para ti; otros ejércitos vinieron, oh Casandra,
y nada pudo ya resistir a su abrazo.
Aquel que regresaba se apoyó sonriendo
en la copa de mármol que adornaba el umbral.
Cae la luz en el sitio que llaman La Arboleda.
Era luz de palabra, fue noche de huracán.



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