Puede
suceder que la inercia póstuma a la acción
resulte
inversa al objetivo.
Para
protestar contra la lluvia
habrá
que podrirnos los pies
caminando
por sus charcos.
Buscar
el sol hasta insolarnos la mirada
y
llorar canciones que resequen la garganta.
Como el
guaco que grita sus sequias por las noches
y se
viste de ruiseñor por las mañanas.
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