martes, 20 de noviembre de 2018

IRIZELMA ROBLES ÁLVAREZ





La Merced 

a mi madre



Sólidas montañas
ocurren a cada paso:
semillas para moler
barro, arcilla, cal
fruta, almíbares, sueños
el señor que revende
y la señora que ordena
su mesa, ese espacio reducido
que ella multiplica con sus manos
para acomodar torres de cebolla y rábanos.
Alguien dice, “pásele, güerita”
y compro la piñata para la fiesta de mi niña,
pruebo “tantita” fruta,
me dejo llevar por las olas de la Merced. 


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