domingo, 18 de noviembre de 2018

TAMARA ORELLANA VALDIVIESO





No poder entender la ausencia



Me acuerdo cuando la señora Ángela me contó
que cada vez que me iba a clases
dabas vueltas por mi pieza
y me buscabas, llorando.
Me dio ternura,
como se enternecen los adultos
de las penas de los niños,
sin tomarlas en serio.

Ahora entiendo qué se siente
dar vueltas por la casa y que,
por más que se lo llame y se llore,
el ser amado
no aparezca.



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