Mar de la disolución
Pero la lluvia era salobre, Almirante,
y duró tantos años
que la ciudad se fue borrando,
los muros desmoronándose,
los braseros de las putas que ardían en Bulnes
poblando la noche como de lámparas vivas
se extinguieron,
y con ellos se extinguió el amor,
ya no había línea del horizonte, puntos cardinales,
nos fuimos quedando sin
deseos.
De: "El último viaje"
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