Visita
A
esa hora de la madrugada,
hora
en que los enfermos mueren,
en
que los cristales se enfrían,
en
que Dios nos olvida,
a
esa hora la vi.
Una
lenta lava triste, caminaba su cara.
Mano
de hueso, pie de sombra oscura,
la
boca manándole negruras,
junto
a mi cama estaba.
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