El ahogado
El
cuerpo que entregó el mar a la playa
me
era moralmente conocido.
Ha
venido cadáver hace tiempo,
quiero
decir viviendo, desde otro
apellido.
Hacia
dónde dónde
y,
sobre todo, para qué.
Quién
es
el muerto, el montón de lo sido,
N.
N. sin dato ni aves tías
que
convoquen a la Corte, picoteen
los
bolsillos.
Haber
visto sus ojos
boquiabiertos,
muerto por desanclado,
porque
bailaba el vals a duras penas,
haber
muerto defendiendo una aritmética
justa
en la que 3 × 9 no podían
ser
sino solamente 25.
Haber
venido a parar en tan morado
mi
querido cadáver. Tan mío
que
lo vi cuando me peinaba en el espejo
preguntándome
cómo me ha ido.
No
tan bien como a él, después de todo.
(La
campana, cuando anuncia su llegada,
golpea
con un pez triste de óxido.)
De: "Las ocupaciones
nocturnas", en Los cuadernos de la tierra
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