Hay silencios
que
se atraviesan
como
ortigas en la garganta.
Silencios
que sepultan,
que
confrontan los recuerdos,
que
recogen de los pájaros
sus
entrañas derramadas sobre los geranios.
Silencios
que se alimentan de impiedad
y
golpean con toda su fuerza,
los
huesos.
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