jueves, 16 de abril de 2020

ANNA VENTURA





El lobo



Es la hora en que se aparean los tigres
y estalla la flor de las serpientes.
Los dioses caminan descalzos, con la cabeza ornada de hojas.
Sobre el duro tronco del pino
la gota se hace resina
y la cabra ávida muerde la sombra, diablo campesino.
Ahora que el sol es negro
hasta el lobo está inmóvil
como el búfalo y el león.
Pero una hoja que cae,
una brizna de hierba que se mueve,
un viento lábil, le restituye la rabia de las cumbres;
entonces huye con las ancas apretadas
y los ojos sesgados, hacia la garganta seca del torrente,
no lo atormentan el hambre ni la sed, sino su lobidad,
un modo de existir en la naturaleza.



No hay comentarios:

Publicar un comentario