Lo que se ha perdido
Lo
que se ha perdido es el vínculo entre la nada
y lo que existe,
la alegría del instante presente.
Lleno de teoría, de querer, de actividad,
el hombre se ha desconectado del fondo de las cosas
y la vida parece débil
y el universo, disperso, enmarañado en sus caminos.
Los Jefes de estado, reyes y presidentes,
pierden el gobierno, incapaces de guiar nada.
Ningún viento corre grácil entre cielo y tierra.
Ningún soplo en la caña produce música del vacío.
Todo está como tapiado: Los conductos seminales
y los óvulos. El polen y la raíz.
Lo roñoso y lo rastrero como plaga surgen
de la prodigalidad y de lo alto.
Con títulos rimbombantes (Magnánimo,
Dispensador, Supremo Líder)
los gobernantes no contemplan en lo pequeño su origen.
Quieren ser y brillar como el diamante
¿Quién aspira a piedra ordinaria?
El sabio, frente al avaro, camina al revés.
Sin erudición, sin deseos,
salta de la sencillez de sí a todo
y en la unidad armoniza con el común.
Su pequeñez es su grandeza. Si pierde, gana.
y lo que existe,
la alegría del instante presente.
Lleno de teoría, de querer, de actividad,
el hombre se ha desconectado del fondo de las cosas
y la vida parece débil
y el universo, disperso, enmarañado en sus caminos.
Los Jefes de estado, reyes y presidentes,
pierden el gobierno, incapaces de guiar nada.
Ningún viento corre grácil entre cielo y tierra.
Ningún soplo en la caña produce música del vacío.
Todo está como tapiado: Los conductos seminales
y los óvulos. El polen y la raíz.
Lo roñoso y lo rastrero como plaga surgen
de la prodigalidad y de lo alto.
Con títulos rimbombantes (Magnánimo,
Dispensador, Supremo Líder)
los gobernantes no contemplan en lo pequeño su origen.
Quieren ser y brillar como el diamante
¿Quién aspira a piedra ordinaria?
El sabio, frente al avaro, camina al revés.
Sin erudición, sin deseos,
salta de la sencillez de sí a todo
y en la unidad armoniza con el común.
Su pequeñez es su grandeza. Si pierde, gana.
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