George Gray
Muchas
veces he estudiado
el mármol que me cincelaron:
un barco con vela aferrada, en bahía, descansando.
En verdad es el retrato no de mi destino,
sino de mi vida.
Pues me ofrecieron amor y huí de su desilusión;
la tristeza tocó a mi puerta, pero me dio miedo;
me llamó la ambición, pero temía las consecuencias.
Y aún así
todos los días ansiaba que mi vida significara algo.
Ahora comprendo que hay que desplegar la vela
y aprovechar los vientos del destino,
no importa a dónde lleven el barco.
Hallar el significado de la vida puede terminar en locura,
pero la vida sin significado es la tortura
del insomnio y vagos deseos...
Es un barco que anhela el mar, siempre temeroso.
el mármol que me cincelaron:
un barco con vela aferrada, en bahía, descansando.
En verdad es el retrato no de mi destino,
sino de mi vida.
Pues me ofrecieron amor y huí de su desilusión;
la tristeza tocó a mi puerta, pero me dio miedo;
me llamó la ambición, pero temía las consecuencias.
Y aún así
todos los días ansiaba que mi vida significara algo.
Ahora comprendo que hay que desplegar la vela
y aprovechar los vientos del destino,
no importa a dónde lleven el barco.
Hallar el significado de la vida puede terminar en locura,
pero la vida sin significado es la tortura
del insomnio y vagos deseos...
Es un barco que anhela el mar, siempre temeroso.
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