Do you know?
a D.G.
Supongamos
un desierto,
supongamos que sólo las fuerzas paternales te conducen
por el desierto y la brava gente tan impenetrable,
pensarás que es natural que no sepas cómo hacer:
juntarás entonces rodillas con mentón
los ojos muy abiertos y los puños contra el pecho,
sin motivo llorarás pero con muchas ganas
atrapada en ese amor que no te guía y no aparece;
supongamos que no hay drogas no hay bebidas
[ni pretextos,
sabrás, lo sabés, que despertar es recorrer esas praderas
de hombres exigentes, de arriesgados tés donde la música
es una plaga, un contagio doloroso,
una cristalería que se derrumba:
te gustará sentir el aluvión de las aguas que te bajan
[de los ojos
y pedir piedad porque una voz que te suena implacable
[y hermosa
te despierta no sé qué resonancias, no sé qué desdichas
pero no el árbol querido y viejo de los sueños,
pero no esa infancia a todo preferida;
el cuerpo y los deseos, la soledad y el miedo.
supongamos que sólo las fuerzas paternales te conducen
por el desierto y la brava gente tan impenetrable,
pensarás que es natural que no sepas cómo hacer:
juntarás entonces rodillas con mentón
los ojos muy abiertos y los puños contra el pecho,
sin motivo llorarás pero con muchas ganas
atrapada en ese amor que no te guía y no aparece;
supongamos que no hay drogas no hay bebidas
[ni pretextos,
sabrás, lo sabés, que despertar es recorrer esas praderas
de hombres exigentes, de arriesgados tés donde la música
es una plaga, un contagio doloroso,
una cristalería que se derrumba:
te gustará sentir el aluvión de las aguas que te bajan
[de los ojos
y pedir piedad porque una voz que te suena implacable
[y hermosa
te despierta no sé qué resonancias, no sé qué desdichas
pero no el árbol querido y viejo de los sueños,
pero no esa infancia a todo preferida;
el cuerpo y los deseos, la soledad y el miedo.
De: “Addio a la mamma,
fiesta en casa y otros poemas”
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