miércoles, 14 de octubre de 2020

ALEX FLEITES

 

 

 

De un griot para sus hijos

 


 

Voy nombrando las partes

al tiempo que las toco

La lanzadera, el huso,

la fragua donde duermen

con ligerísimo sueño

el viento, el fuego y la materia

Purificado el cuerpo,

pasado el tiempo

del aprendizaje silencioso,

voy diciendo los nombres

que la noche me puso en los labios:

Gubia para extraer

el corazón de la madera

Escalpelo furioso

Pensativa reja del arado

Digo, nombro, tomo posiciones,

me apropio de lo que

siempre estuvo allí

para dolor y regocijo

Junto el barro del amanecer

Su forma ya no imita

Sólo quiere ser barro

Para que no se sequen,

expongo las palabras

sobre la hierba de la isla

En su oscura esencia

todo queda dicho

Comience el día, cada cosa

ocupe el espacio de su nombre

Pasado este momento,

pueden tocar mi túnico y mi carne

Dispongan del pan

que les dejo servido

Y no me reverencien

Después de todo

no soy más que un hombre,

irreconocible entre tantos

que a esta hora, en rebaño,

se agolpan a la entrada

de las usinas,

los estacionamientos

y los ministerios 

 

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