De un griot para sus hijos
Voy
nombrando las partes
al
tiempo que las toco
La
lanzadera, el huso,
la
fragua donde duermen
con
ligerísimo sueño
el
viento, el fuego y la materia
Purificado
el cuerpo,
pasado
el tiempo
del
aprendizaje silencioso,
voy
diciendo los nombres
que
la noche me puso en los labios:
Gubia
para extraer
el
corazón de la madera
Escalpelo
furioso
Pensativa
reja del arado
Digo,
nombro, tomo posiciones,
me
apropio de lo que
siempre
estuvo allí
para
dolor y regocijo
Junto
el barro del amanecer
Su
forma ya no imita
Sólo
quiere ser barro
Para
que no se sequen,
expongo
las palabras
sobre
la hierba de la isla
En
su oscura esencia
todo
queda dicho
Comience
el día, cada cosa
ocupe
el espacio de su nombre
Pasado
este momento,
pueden
tocar mi túnico y mi carne
Dispongan
del pan
que
les dejo servido
Y
no me reverencien
Después
de todo
no
soy más que un hombre,
irreconocible
entre tantos
que
a esta hora, en rebaño,
se
agolpan a la entrada
de
las usinas,
los
estacionamientos
y
los ministerios
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