Misiva de Dafne
Querido:
Ancho
es el bosque
donde tu paso apresura
distancias
y hondo es el
asedio de tu canto.
Vienes
de la luz
y sin embargo
te detienes en mi puerta;
multiplicas
el eco
y anhelas mi palabra,
antecedes
al sol
y buscas mi penumbra
adivinas
los sueños
y esperas mis respuestas
vienes
del triunfo
y anhelas mis batallas.
Pero
yo, querido,
no
quiero estandartes de gloria
ni
escudos que relaten la odisea
de haberte negado
el cálido refugio de mi pecho:
quiero tan sólo
– ¡vanidad de vanidades! –
dormirme en mis
laureles!
Dafne
Ninfa
hija del dios fluvial Peneo, fue acosada por Apolo. Para librarla de éste, Gea,
diosa de la tierra, la hizo desaparecer y en ese lugar brotó un árbol de
laurel.
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