Árbol
de magnolias,
te
conocí el día primero de mi infancia,
a
lo lejos te confundes con la abuela, de cerca, eres el aparador
de
donde ella sacaba el almíbar y las tazas.
De
ti bajaron los ladrones;
Melchor,
Gaspar y Baltasar;
de
ti bajaban los pastores y los gatos;
los
pastores, enamorados como gatos,
los
gatos, serios como hombres, con sus bigotes y sus ojos de enamorados
Esclava
negra sosteniendo criaturitas, inmóviles, nacaradas.
Virgen
María de velo negro,
de
velo blanco, allá en el patio.
Eres
la abuela, eres mamá, eres Marosa, todo eres, con tu
eterna
juventud,
tu vejez eterna,
niña
de Comunión, niña de novia,
niña
de muerte.
De
ti sacaban las estrellas como tazas,
las
tazas como estrellas.
Estuvo
oculto en tus ramos el Libro del Destino.
Te
has quedado lejos, te has ido lejos.
Pero,
voy retrocediendo hacia ti,
voy
avanzando hacia ti.
Te
veré en el cielo.
No
puede ser la eternidad sin ti.
De "Los papeles
salvajes"
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