Desnuda a los 40
Me
despojé de ropas,
encendí
la luz
rompí
con los dogmas
eche
a un lado las sábanas blancas
me
arropé con el sudor de su cuerpo.
Caminé
como la diosa Venus
orgullosa
de un cuerpo
que
no ha visto el bisturí.
Aprendí
a mirarme,
a
tocarme con ternura
observé
lo magistral y sabia
que
es la naturaleza.
Abrí
los ojos,
contemplé
las horas,
desmenucé
cada minuto
y en
un segundo volví a nacer
mujer
desnuda a los cuarenta.
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