Ella
se quedó
Yo no esperaba que Kim
Novak cubriera con su
abrigo o cobertor no sé
de seguro el cuerpo de Frank
Sinatra temblando, como si fuera
su hijo, toda la desfachatez
de él desecha en un gran frío,
convulsiones, las venas ávidas.
Preminger no era ningún
romántico, quería
la novedad de la crudeza más
que la reiteración de la piedad.
Pietà ¿en la Novak? Ni
Hitchcock se acordaría,
como a nadie se le ocurre
poner un hombre tal
como Frank en el suelo como
los niños, ella no sabía
que noche o tornado,
los brazos y piernas inútiles,
a martillazos, poco importa,
era el hombre de ella, le lanzó
las ropas encima, se anidó
con él en la tierra,
¿qué tienes tú?, ya pasó,
estoy aquí, ninguna fuerza,
aun las que no conozco,
es mayor que la mía si
la quisieres, o si no me la
pides, lo que te hace mal
yo lo hago bien, estaba así Kim
Novak arriba de él
y yo a la espera que
se fuese, ”ella se va
ahora”, pero ella se quedó.
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