Comercio
y magia
Transita
una horda de muchachas
con paso firme frente a la catedral
Tomadas de las manos
Fatídicas
Impolutas
Expectantes
Andróginas.
La más joven
lleva una flor iridiscente sobre su pezón.
En la acera un muchacho
con camiseta de letras impronunciables
dos o tres demonios azules
contempla por azar
la belleza de un pezón desafiante.
El humus de un automóvil
nos despierta de ese leve sueño
interrumpido
por un pezón enarbolado
cual si fuese una abeja de luz.
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