Ezra
La fe del niño que lo sostiene al acordarse
de sus noches entre amigos como sucesos
históricos, únicos en su vorágine.
Tiene derecho a toda esa fe. El alma tiene
derecho. Vive con los pies en el barro
y dos semillas en cada palma. Sonríe
ante la aparición de estos rostros
en la multitud, rostros como gotas
cayendo hacia los costados
de una planta enferma.
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