Versos
polimétricos
Cuando me dices adiós con tu pañuelo,
improvisando gaviotas en el aire,
una
sensación de soledad invade
a mi pobre corazón desconsolado
que no encuentra los senderos de la dicha;
cuando miro partir indiferentes
los gráciles veleros de tu risa
que se van sin adioses de mi puerto;
llevándose el velamen de tu faldas,
la ubérrima cosecha de los besos
que nacen en tus labios madurados;
la loca mariposa de tu risa
que le canta canciones a las rosas
en rojo frenesí de los colores.
Me voy quedando solo,
supremamente solo,
con la tristeza inmensa
que produce tu ausencia.
y a ti no te interesa
que me mate la pena
de perderte por siempre.
Tú nunca me quisiste,
tampoco yo te quise,
estaba acostumbrado,
a tus locas caricias .
no tienes que decirme, para donde te fuiste,
tampoco he pretendido que a mi lado regreses;
y a veces me pregunto si la brisa es la misma
que en los días distintos nuestro rostro acaricia;
y no encuentro repuestas. Las respuestas no existen ;
andamos por el mundo descubriendo caminos,
olvidando los viejos, inventando los nuevos.
Como el curso caprichoso
del arroyo cristalino
que va inventando senderos
cuando corre en su declive
hacia las aguas del mar.
¿Te fuiste?
que pena,
que angustia,
lo sabes,
lo sé.
Regresar a la dicha es difícil,
revivir el amor imposible,
la alegría no tiene retorno,
un adiós como el tuyo es la muerte.
“Juventud divino tesoro”
que riega con dicha el camino,
que esparce perfume al sendero
si delante feliz viaja Eros.
Vete pronto
no te quedes
yo no quiero
retenerte
me haces daño,
si te alejas
yo me muero,
si te quedas
también sufro
de manera
desmedida.
No pienses nunca
que con tu ausencia
has terminado
mi pobre dicha
más bien te digo
que lo medites
para que sepas
que estoy dispuesto
si no regresas
borrar para siempre
la gran aventura
de amor y de afectos
que hicimos los dos.
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