El
primero de enero
El
primero de enero, tararí,
será
tan gris como un jueves cualquiera,
sin
Drácula escalando el Pirulí,
ni
marcianos cruzando la frontera.
Más
de lo mismo bajo el cielo añil,
cronos
en su fugaz trono vacío,
la
anoréxica luna giligil
no
exportará vacunas contra el frío.
Llenaré
otro galpón municipal
y
esperaré el diluvio universal
viendo
crecer el bosque por la acera.
El
primero de enero (del dos mil),
aunque
siga muriéndome por ti,
me
iré con la primera que me quiera.
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