En la pornografía
Las
manos fuera del timón en alarde de libertad
(el
cielo esplende, es verano y la vía una recta),
es
ley aquí:
los
abrazos abiertos
con
tal de que la cámara entre a fondo.
Aspiración
al corte transversal,
de
cámara esa sierra eléctrica
que
troza víctimas en otro de los filmes,
o el
ojo filamento
que
aguarda desde el interior la arremetida.
Mitad
película de horror,
mitad
documental científico.
El
máximo de aire entre quienes actúan
y
bienvenidos los hombres garrocha:
¡pornografía
es tangencialidad!
Que
un geómetra no consiga dormir
por
el recuerdo de cómo dos esferas se rozaban.
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