Nada mas
Nada
más pido a la tarde,
buen ejercicio es ceder
toda codicia.
Cierro los ojos:
tibieza del sol,
algo de frío en los pies,
ramas que se mecen.
¿Mañana qué habré de decir?
Tampoco importa.
Esta noche
bajo la lámpara
recogeré trozos de sol
con la punta de mis dedos
tocándome los párpados.
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