El
alma de un osos blanco
Balada
Fijaos
en lo que debe ser el alma de un oso blanco
que es una de las pocas alcantarillas de este mundo
donde no han entrado los griegos.
En
el alma de un oso blanco los reclutas hacemos la instrucción
y cuando volvemos a casa
les enseñamos a nuestras hermanas a soltarse las trenzas a la bayoneta
porque en el alma de un oso blanco vive la protagonista de toda ternura.
Figuraos
qué hubiera una central hidroeléctrica
con la alegría de todos los hombres convertida en turbina
y donde además exhalaran su crueldad las formas redondeadas del arroz.
Pues eso sería lo más parecido al alma de un oso blanco.
O
que pudiéramos verla entre la espuma sanguinolenta de un tiralíneas rebelde
y el sueño se quedaría dormido de verdad en el alma de un oso blanco.
Porque
en el alma de un oso blanco las regiones heladas se han adelantado a nuestro
deseo
de pisar en las olas ese frío de inteligencia hasta la muerte
y quién sabe si a esa muchacha exagerada que impone en los grandes
coches—salones un minuto de silencio de silencio no me la voy a encontrar
próxima a contraer opiniones indelebles en el alma de un oso blanco.
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