sábado, 16 de octubre de 2021

FERMÍN VILELA


  

 

Moneda

Basado en  (béi). Originalmente, representaba el pictograma de una almeja. Se puede ver la concha () que protege el cuerpo () del animal. En la China antigua, las conchas nacaradas se usaban como moneda.



Se anuncia por última vez la partida
desde una plataforma sin número
y hoy escribo esto mientras late
la lengua que rueda por el suelo.

 
Ya estoy cansado de vender simulacros
en calles que de tanta sombra están vacías
de color, no significan nada para mí.
Respiro entonces para soltar esta ficción,
dejarla ir, saludarla mientras se aleja.

 
El tren prepara su marcha.
Abro el cuaderno, dos puertas
de confesionario ante la luz de la carne.
Por favor, no me dejes mentirte,
cuánto de este cuerpo necesita quedarse,
descansar con vos bajo el sol, reírse labio a labio
y pedir de vuelta perdón sin necesitar
pedírtelo. Cuánto de mí quiere volver
a saber tu nombre, saber cómo escucharte,
poder cuidar y que me cuiden
como yo no sé hacerlo.

 
Pero la distancia necesita de nosotros
como nosotros necesitamos de la distancia.
Tu cuerpo me tiembla. Cierro esa puerta sin marco.
Veo, entonces, los paisajes que quedaron atrás.
Mi cuaderno está guardado en el silencio
del morral vencido por el tiempo
y los movimientos de este viaje.

 
Veo los paisajes. Agradezco.
No podría decir qué es lo que quiero,
qué es lo que soy, sino lo que no quiero,
lo que no soy. Mi moneda está sujeta al viento.

  

  

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