martes, 5 de octubre de 2021

JOSÉ MÁRMOL

 


 

Para cuando regreses

 


Llegas sin por qué, así no más,

como suelen ocurrir los accidentes.

Llegas y te instalas en mi plexo

una hierba silvestre, un frágil de amarillo,

un surtidor de augurios en vacaciones muertas.

Tu llegada es señal de victorias y derrotas,

indeciso acontecer de inequívocos fracasos.

Vienes de mares desbordados y monstruos de neblina.

Vienes del centro de la noche y sus caminos ciegos.

De la nada vienes, la ruta más precisa del hastío al furor.

De todas partes vienes, porque sí, por un tal vez,

por lo inesperado del destino y sus conciertos.

Llegas sin por qué ni para qué, así no más,

como suelen llegar los accidentes.

De inadvertida te disfrazas, con harapos de ti misma.

Llegas sin venir, como las premoniciones.

Llegas y no estás y no te has ido y nunca más por siempre y para qué.

 

De: “Torrente sanguíneo”

 

 

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