martes, 5 de octubre de 2021

REINALDO BUSTILLO

 

 


Canto al libertador Simón Bolívar          

 


Tres centurias hacía, que la raza aborigen

de este lado del mar,      

en las fértiles tierras, que llamamos América,

bajo el peso gemía de opresoras cadenas;

la sonrisa de otrora se cambió en un rictus  

de macabro dolor;

y el fulgor de su danza se cambió por desfiles

de luctuoso color.

El temor a la vida,

el desprecio a sí mismo, la renuncia al esfuerzo,

en el alma del hombre

arraigaron del modo, que las lianas se abrazan            

en la selva cuajada.

Mas el dios del nativo, se cansó del estado

de abyección y bajeza que el tirano imponía

al esclavo de América;

y brotó de la tierra

y del mar y la selva,

un guerrero mestizo que del Guaire venía,

¡centellantes los ojos y en la espada mil fuegos!,          

a romper las cadenas que abrasaban las carnes

del rebelde oprimido:

de Alejandro, los sueños, la grandeza del César,

y del Cid el valor.

Los centauros de Grecia le quedaron pequeños

al medir con sus pasos las distancias enormes

que separan sus pueblos.

Gigantescos los Andes, sólo fueron oteros,

y las selvas inmensas, fueron cotos no más,

a sus ansias divinas de llevar estandartes                            

con marciales arrestos, a los pueblos rebeldes,

que impacientes miraban sus desgracias correr.

Su grandeza no tuvo, ni tendrá en el futuro

la manera precisa de poderla medir:

Por el norte Jamaica, con su carta rebelde;            

y en la Heroica Ciudad

la proclama guerrera

que invitaba a los pueblos a buscar libertad.

En su patria, con triunfos, anunció en Carabobo,

derrotero final.  

Por el sur fue Junín

y Ayacucho también

que mostraron su gloria, para siempre inmortal.

Boyacá por el este,

Angostura y el llano                        

para darle linderos, como nunca jamás

se pudiera soñar;

y el dolor de Berruecos,

por el lado poniente, donde el sol agoniza,

demarcó su tristeza, para darle contornos

a los campos inmensos do nació su grandeza,

¡su grandeza inmortal!.

En Bolivia las leyes, sus conceptos recogen,

para dar el impulso que su Pueblo requiere

de llegar con altura, por caminos de paz,

a un futuro triunfante donde el orden impere

y también libertad.

De regreso del triunfo, lo manchó la ruindad

que en el alma del hombre

ha existido por siempre;

y el río de la Patria, le prestó sus caminos

y en champán primitivo, que baquianos expertos

con pericia impulsaban, recontaba sus penas

de recuerdos ingratos de su vida pasada:

recorrió las ciudades, hasta un monte sagrado

reflejado en las aguas de sus costas de amor.

La ciudad de Bastidas recogió sus tristezas

y las puso en el templo que guardó su memoria,

compartiendo cenizas con Caracas del Guaire

que el sepulcro y la cuna serán para siempre.

 

 

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