recámara
abierta
no
hay nada, ni lluvia, ni auto ni la nube en forma de cerebro
ni la rama de árbol en forma de arteria
nada por ejemplo entre las manos o dientes
o para decirlo más directo
nada en medio de la sangre de un gorrión
que ha caído como piedra contra el asfalto
mientras el auto pasa y los niños y los más viejos saben de qué va
caer como piedra contra el asfalto
no
hay edad suficiente ni vergüenza para decir
por ejemplo gota
y dibujar un corazón justo en el cuchillo
un mapa al costado de la mujer de ojos grandes
manos para tocar violín, cuello para hincar el golpe
para insultarla y gritarle que no se vaya
y con una mano tocar cada uno de sus espacios
y apretar y dejar huella
por
ejemplo nada de luz
fragmento sin brillo que corte
marca
de agua en el labio superior
para decir que no
para hablar hacia adentro
cerrar los ojos y saber
que la distancia es un pedazo de cordón al cuello
nada
como el tiempo, esa medusa
o la casa hueca porque los niños crecieron, digamos
nada
por ejemplo en la niña de boca grande, en el cabello largo y negro
como una ola en un mar sin luz
a media fiesta, contra la roca
nada
en la película que juntos, ella y él, han urdido
personajes secundarios listos para cruzar un puente
lluvias que no existen, decir cualquier palabra en inglés
una película que sirva para besar y beber
dentro del auto
en una esquina a las 3 de la mañana
con el asiento hasta abajo sosteniendo los cuerpos
a la espera del lobo
para al final saber que el lobo son ellos
con dientes de mármol y rabia en ojos y pelambre
nada
como eso, como gritar corte se queda
y entre el sudor y la respiración
el abismo de lo que están hechos
tapar los ojos con la mano y morder la lengua
promesas como palabras y palomas
como ese gorrión sobre la calle
nada nada nada
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