Los
huéspedes
Eres
niña, imagínate.
Te
detienes en la puerta para ver a los huéspedes
durmiendo
como caimanes en sillones y sofás cama.
Son
amantes o amigos de tus padres.
Los
ves porque yacen entre ti y la televisión.
Te
detienes porque los pliegues de sus ojos
forman
una costra amarilla como cuevas de sal,
parecen
un poco viejos, un poco sabios,
y
porque sientes el aliento de sus ronquidos;
cortados
del amargo aire de la mañana,
forman
estatuas de resina pegajosa cuando no estás ahí,
nacarados
picos de paloma o mujeres en vestido de noche
que
te dirán quiénes son estos extraños.
Versión
de Luis David Palacios
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