Enviando
una cesta de jazmines a una dama
Envidiosa
es porción de tu blancura
esa que hoy de una verde celosía,
para honrar a tu mano, hurtó la mía,
ésta si cortesana, aquella pura.
El
alba bella entre ámbares supura
en su limpio cambray sustancia fría,
madrugando más éste que otro día
y más que a otros crecida su ventura.
Y si
ignoras el nombre a estos lozanos
jóvenes que te ofrezco a celemines
-que con serlo, se miran todos canos-
fácilmente
creeré que lo adivines
si entre ellos mezclas, Lísida, tus manos.
Si los tocas, verás que son jazmines.
No hay comentarios:
Publicar un comentario