domingo, 6 de noviembre de 2022

ETHEL KRAUZE

 

  

54

 

 

Tú nos colocaste a la deriva,

en el quicio de una puerta

que no se abre,

en la punta de un cerro que no tiene divisadero,

más que la profundidad.

Tú nos diste una mirada

        que no ve nada,

porque no sabemos tu nombre,

sólo nadamos

en las riberas del espanto.

Nómbrate,

no alteraremos un átomo

        de tu milagro.

  

De: “Un nombre con olor a almizcle y a gardenias”

 

 

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