martes, 1 de noviembre de 2022

FRANCISCO CERVANTES

   

 

Antes del acto

 

 

una noche en la oscuridad horadada por mis ojos
bajando al sueño al que no había descendido
al sueño que no había nacido en las orillas de mi lecho
de noche oigo esos pasos que son míos
los oigo cómo pulen baldosas y pasillos
mientras metálicas puertas exclaman detrás de ellos
pasos que se oyen cada vez más lejos
en tanto que candados y cadenas dicen su herrumbroso nombre
al chocar con llaves nombres que
acompañan a los gritos monótonos de los carceleros armados con ambiciones de usurero
uno tras otro siempre en filas ordenadas
de pronto mientras esperaba oír el paso de la procesión
he sentido que el silencio irrumpe brutalmente
y es que he llegado a la celda que buscaba
donde duerme su sueño de cadáver
su olvido de mariposa su sueño de alfiler
el juglar mi antepasado y descendiente
que viene entre mis glóbulos entre los glóbulos
de diez de cien generaciones
brotando sobre la tierra erizada de piedras
buscando nuevos recipientes
he llegado a la celda donde
duerme el juglar al pie del real preso
quien cada vez que se despierta
hace cantar al juglar hazañas guerreras
como aquella donde los caballeros todos
quedaron dispersos por el campo de batalla
callados en su gloriosa muerte
envueltos en su halo metálico
aquellas gloriosas victorias
en que el pecho del ahora real preso rojo por enemiga sangre
latía como su espada
al separar cuerpos y cabezas
y he aquí los cantos sus gloriosas relaciones.



De. “Los varones señalados, Heridas que se alternan”



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