jueves, 17 de noviembre de 2022

MATILDE ESPINOSA

 


Las madres de Bojayá

 


I
Se muere la palabra
y el aire pesa
con su voz de plomo.
El llanto roba el agua,
la tierra se queja.
Se resbalan las noches
y se espantan las sombras.
El mismo cielo que oye crecer
el humo bajo las piedras.
Nadie se reconoce
la tiniebla embrutecida ahoga
y se marca con las manos ardiendo.
No hay caminos ni señales
se equivocó el paisaje
y las aves de rapiña
limpian el suelo rojo.


II
¿Dónde termina la razón
y dónde empieza
el filo del tormento?

Todo gira en contrario
porque se ha vuelto loco

el campanario
y el perro prisionero
en el patio cercado.


III
Al otro lado del mundo
alguien canta, sueña
y se devuelve a conversar
con los astros,
que serenos miran
cómo el mar se desborda
en los días insepultos
con el color del sol.
Que no se hable de la muerte
ni siquiera del fuego.
Que miren solamente
el rostro de las madres
más allá de la pena
y más allá del llanto.


De: “La tierra oscura”.

 



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