Un soneto me mando a ser violento
como antítesis
Un
soneto me mando a ser violento.
Violador
de mi rima, de su forma,
me
sujeto de Lope, de su norma,
sujeto
bien sujeto contra el viento.
De
un edificio que creció opulento
con
catorce escaleras y una alfombra,
piso
el séptimo piso que se asombra
de
este polvo mortal que late dentro.
Pero
sigo mi paso tierra arriba,
insolente
camino el edificio.
Ya
son once escaleras de diatriba.
Y en
mis doce ascensiones de suplicio
un
yet pasa estruendante y vil derriba
mis
catorce escalones de artificio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario