miércoles, 28 de diciembre de 2022

JOSÉ LUIS RIVAS

 

 


 

Érase una mujer
–tendida al sol que pica

sobre la arena parda–
Y a un golpe de pestaña

mil pájaros vestían
sus pechos y su sexo

Sé que olía igual
que la ribera hirsuta

con hirvientes marismas
que ondula la resaca

No eran rudos marinos
sino sencillos pájaros

que sabían posarse
allí donde sus senos

respingan en botones,
(y tupida floresta

circunda sarraceno
jardín de las delicias)

 

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