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El
sentir bosquimano
En
las mañanas claras del verano,
los pájaros siempre vuelan alto por los caminos del cielo
que los lleva a las aguas del mundo,
buscan los ríos,
danzan las alas
y siento en mi espalda el batir de mundos y picos,
como aquel bosquímano,
siento fluir por las venas la libertad del estornino.
Canto el canto del riachuelo,
siento el frescor bajando por la espalda,
ya llega y baila,
resbala y cae como fluyen las lenguas.
Silente llega la noche y duermo en la rama,
vivo en el aire y solo escucho el viento
que viaja a mis tobillos como una serpiente
y sube, sube, sube.
Así la vida va.
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