Poema 46
Y si
me agarra el miedo,
si
no me deja pensar,
si
me ofusca y me deja
postrada
en un sillón
mirando
lejos,
si
desafina mi cara
y
saca todas las
versiones
de mí,
si
sucumbo a sus constantes
embestidas,
a su
garra feroz y otros
tentáculos,
y me
vuelve la vida
un
desatino.
Cómo
desnudo al miedo,
al
orfebre de las mil caras.
Cómo
abrazo su huérfana sombra.
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