Carta abierta de despedida a la poesía
Desde
que usted se fue camino más lento
Lo
supe cuando una niña caminando a mi lado
me
alcanzó y me miró como diciendo que ella era más rápida
Cada
paso que doy es un sonido seco que ocurre en otro lugar
y de
pronto descubro que es el eco
y
entro en cuenta que nunca he movido un pie
Desde
que usted se fue leo más lento
¿No
te ha sucedido, acaso, que aparece una hormiga
—apresurada
y perdida— sobre la hoja del libro de poesía que estás leyendo?
¿Entonces
dejas de leer y ves en la hormiga una letra fugitiva
que
persigue la palabra exacta de tu sentimiento?
[¿La
letra fugada del poema imposible?]
Definitivamente
soy más lento desde que usted partió
Cualquier
insecto es una explicación —diría el viejo Whitman, siempre
oportuno— pero ahora ya no leo ni escribo
como
el mendigo que piensa que el mundo es su mano— recojo cosas de la calle para
salvarme:
semillas
de árboles, lazos de niñas, exámenes de escolares, mariposas muertas, flores
solitarias, plumas, chapas, botones, piedras, tornillos, tuercas, tapas de
cesta, metras, alas de libélulas, antenas de radio o televisores, hebillas,
monedas, recibos comerciales con títulos de “Repuestos El Toro” y “La fuente”,
estampillas religiosas, patas de araña, tapas, sellos, cintas, frascos, gomas,
pedazos de vidrio, cds rotos, balines, barajas:
E
intuyo que son poemas insustituibles que traduce el azar
Y
recuerdo que son poemas que les fue dando forma la intemperie
hasta
ser encontrados por mi mano
Y
siento en mi amanecer recóndito que están vivos
o
son peces por un instante desolado parecido a la luz
Y
siento así que cualquier cosa es una explicación
Y
que Whitman soy yo y mis zapatos
Desde
que te fuiste soy más lento, como caracolado por tu adiós
Cada letra una hora
cada
palabra un día
cada
semana un verso
de este poema último
lento
casi
inmóvil
que
te espera
sin morir
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