Carretera
Olían a musgo en las manos.
Se retorcían, bruñidas y musculosas.
En sus lomos había dibujos vermiformes
que eran mapas del mundo en su devenir.
(Cormac McCarthy, The
Road)
Aunque
no exista un lenguaje que nombre las cosas
porque
todas cesaron
vehementes,
despedazadas
una
vez hubo truchas en los arroyos de la montaña.
No
quiero que las olvides
a
pesar del carbón y del miedo.
Recuerda
que el mundo no va a derrumbarse.
No
en nuestras cabezas
ni
en nuestro dolor
y
jamás –ni lo pienses–
ahora.
De:
“Doble filo”
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