El
alimento de los ángeles
Regresaban
a sus casas
oliendo
a alcohol y a marica
la
enfermedad aparecía después
Nadie
lo notaba
la
fruta comenzaba a pudrirse desde dentro
la
raíz se secaba, pero las ramas seguían intactas
Vivian
con la confianza
como
esas palomas ciegas por la sarna
que
despegan del suelo con la seguridad de la luz
Solo restaba tiempo
para que ese ácido
llamado Dios
lo
destruyera todo
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