Té para dos
Al
lado
y no
alado
el
pájaro traza una línea en el pocillo
y se
detiene al color de la luz.
Avanza
hacia la flor
quieta
en
la boca.
La
taza palpita entre las manos
y
calienta el fondo de los ojos.
El
borde de los labios amados
dibuja
media mariposa
sale
un enjambre del panal
y
endulza la tarde.
Sobre
la mesa el mantel de nubes
y la
cesta de pan.
La
campana tintinea a la hora del te
y la
vajilla pinta la geografía del momento.
Humea
la tetera azul sobre blanco
sigue
el vuelo desalado
rompe
el viento
y
abre un espacio sobre las cinco de la tarde.
Sorbo
a sorbo calentamos la soledad y los abrazos
bebemos
hasta el fondo el instante color miel
y la
vida pasa entre los dos
tiempo
sin alas.
Se
apaga el último compás
De Te
para dos.
Nada
queda en el fondo de la taza
no
está la mariposa
sólo
el pájaro azul que dibuja
la
felicidad derramada.
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