jueves, 8 de mayo de 2025

CHARLOTTE VAN DEN BROECK

 

 

 

Bucarest

 

 

Algunos lugares son tan pequeños

que caben en la punta de un dedo.

Trato de señalar dónde fue todo

pero apenas yo misma me acuerdo.

 

Entre los cascotes del olvido se erige la estantería

de mi abuelo y la tarde del domingo

cuando juntos leíamos el atlas, su dedo

sobre la capital de Rumanía.

 

Allí tenían, dijo, «una espléndida colección de putillas»

y pensé que una puta sería algo así como la Torre Eiffel

y le eché en cara que nunca me trajera

una versión en miniatura de alguna de ellas.

 

Luego se vio que fronteras y abuelos son relativos

tan solo aquella tarde figura con letras en relieve

en las páginas del atlas, como la tarde del día

en que aún me pareció un excelente guía.

 

 

De: “Título: Camaleón”

 

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