CXLVIII
Palabras
como ternura,
alma,
lealtad, vida,
ya
no son propias de
un
poema.
Sentir
el hastío
de
los músculos, cada
vez
más fláccidos,
los
tendones negándose
a sí
mismos, los huesos
doloridos.
El
cuerpo es surtidor
de
sueños, mástil de
realidades,
la mente,
ay,
la mente, teje
ilusiones
sin dueño.
De:
“Ni un día sin poesía”
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