sábado, 19 de julio de 2025

FERMÍN VILELA

 

 

Peregrino
El pictograma de lo mudo (
). Una boca () se queda muda ante la belleza de Asia ().


Millones de velas ardiendo
y ni una sola plegaria
que haya sido respondida,
ningún dios al que poder
culpar por su indiferencia.

Sin embargo el fuego, la esmeralda.

Creí estar moviendo montañas
pero sólo estaba poniendo
una palabra detrás de la otra,
tierra y un cuaderno deshojado
entre las manos.

Creí estar acariciando la luna
pero sólo estaba lamiendo una piedra
bajo el manto azul de la noche,
tierra y un tintero aguado
entre los dedos.

Millones de velas ardiendo.
Ando por ahí, despreocupado
como un vagabundo errante
que esquiva viejos fantasmas
y se miente con más palabras
al querer describir cómo era el sendero
sin sentarse a ver cómo era el sendero.

Cuando baja la noche
puedo ver esas pequeñas llamas
dentro de las casas. Sin darme cuenta
y sin ni siquiera poder creer en ellas
llevo esas millones de velas
ardiendo dentro mío.

Más tarde, dejó ir las palabras.

Empiezo a vivir.

 

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