lunes, 11 de agosto de 2025

JUANA CASTRO

 

 

Estigma

 

 

No te escondas ahora, satanás, pues llegada
es mi hora.
Desentierra los ojos, ábreme tu cabeza,
que vengan tus mejillas
de la cera a encenderme.
Melocotón y uvas
reservo para ti, para los arcos
de diamantes con frío de tus dientes.
¡Ay tu lengua, tu lengua
enroscada al rocío
de mi garganta herida!

Paladar sin regreso la mañana.
Cabeza de mi lecho, sueño grande
que huyes desde mí como de un cerco
mientras toda mi alma
te detiene y se aferra
a tu risa de virgen.
¡Olvida tu recato
y sea el don propicio!

… No te escondas ya más, oh mi Medusa,
satanás, ángel mío.

 

De: “No temerás”

 

 

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