El bar
La
ciudad está vacía.
La
ciudad no dice a quien pertenece;
por
lo tanto,
esperaré
como Godot, por nadie.
Detras
del vaso está la llave de mi salvación.
Mejor
que una oración,
escapo
al toque interminable de las brujas,
uniendo
el sonido interior de las neuronas
que
luchan contra el invasor.
Un
amor español aparece en mis sueños.
El
hombre es real porque da la oportunidad
de
romper los espejos;
mi
cigarro es el amigo horizontal que me convierte
en
todas las cosas que no soy.
Analizo
la calidad de mi piel
cuando
pretende que nada está pasando,
pero,
estoy
vacía.
Como
la ciudad, no digo a quien pertenezco;
cruzo
el desierto,
tengan
paciencia.
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