viernes, 21 de febrero de 2014

TOMÁS SEGOVIA




Andante gusto



Cuando en algún paraje inesperado
De estas duras ciudades nuestras
Nos vemos lentamente sumergidos
En un charco de tiempo más y más moroso
Sentimos despertarse nuestro paso
Sabiendo bien ahora que recorre
El grave mundo para el que fue hecho
En un suave nublado apaciguante
Vemos las metas esperándonos serenas
Sin airada impaciencia
Sin querer destazar la distancia y su tiempo
Con sus tajantes dientes
En esa perezosa
Densidad tan leal todo se atarda
Hay tiempo suficiente
Para hacer caso del espacio
Para dejarnos alcanzar
Por las olas que el tiempo arrastra en su memoria
Para acordarnos como hermanos tras mil años reunidos
De que estar aquí vivos fue siempre el fundamento.



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