Poema
He
tocado la muerte y era perfecta
Distante como todo lo distante
Cercana como todo lo que llega
dulcísima entregándose la espléndida
me dice muy despacio
–su voz es como lumbre
alumbrándole el filo a las palabras–
para qué la furia el odio
tanta ávida luz para tanta claridad
si bastaría con mirarse las cenizas
rodar tiempo arriba o tiempo abajo
por la lisura circular de las cosas
hasta perder lo que tuve
y no
breve lacerada ebriedad de los sentidos
la vida y su abismo desordenado
arrastrándome por asilos y cárceles exactamente iguales
por ceremonias que envejecen y se pudren y espantan
Mejor me arranco el corazón y lo tiro como moneda
Mejor me tiendo como todo lo infinito
igual a la tierra
con lo único que amé
la palabra cobijándome y la noche y el árbol
perfecta
hasta resplandecer de pura nada
Distante como todo lo distante
Cercana como todo lo que llega
dulcísima entregándose la espléndida
me dice muy despacio
–su voz es como lumbre
alumbrándole el filo a las palabras–
para qué la furia el odio
tanta ávida luz para tanta claridad
si bastaría con mirarse las cenizas
rodar tiempo arriba o tiempo abajo
por la lisura circular de las cosas
hasta perder lo que tuve
y no
breve lacerada ebriedad de los sentidos
la vida y su abismo desordenado
arrastrándome por asilos y cárceles exactamente iguales
por ceremonias que envejecen y se pudren y espantan
Mejor me arranco el corazón y lo tiro como moneda
Mejor me tiendo como todo lo infinito
igual a la tierra
con lo único que amé
la palabra cobijándome y la noche y el árbol
perfecta
hasta resplandecer de pura nada
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