Otra
mano
Tiemblan
inviernos en mi mano yerta,
y en
la tuya, cerrada, no consigo ni acción de amante ni calor de amigo;
y así busco otra cálida y abierta.
Mujer
desconocida, si a tu puerta
golpean
los nudillos de un mendigo, ¿lo dejarás entrar, dándole abrigo?;
¿le extenderás tu mano, aunque inexperta?
Mis
alforjas al hombro están vacías
de
haberlo dado todo. ¿Me darías de tu pan y tu vino junto al fuego?
Serás un intervalo en mi camino,
o tal vez mi objetivo, mi destino,
al que tras tanto deambular hoy llego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario