viernes, 23 de enero de 2015

ANTONIO GALA




Sonetos de la Zubia. Nº 25

  

Dile a la muerte, amor, que no me olvide;
que tengo el corazón ya bien dispuesto,
y previstos, al fin, palabra y gesto
con que de ti mi cuerpo se despide.

La vida, sólo en vida, no se mide;
ni la pasión, en dulce manifiesto.
Vida y amor no mueren: sobre el resto
es un azar nocturno quien decide.

Yo no soy sino aquello que persigo:
una lluvia de mayo en tu mejilla,
tu fuego en paz, tu bienestar de trigo.


Qué vida, tras la muerte, tan sencilla:
yo, ensimismado, transcurrir contigo
de un sueño a otro, de una a otra orilla.

 

 

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